por Jada Sirkin
ADVERTENCIA: no tiene sentido que leas este texto si no viste la serie hasta el final.
Notas tomadas después de ver el anteúltimo episodio
Creo que finalmente entiendo la premisa: un hilo se enredó y entonces todo se enredó. Todo es causa y consecuencia de todo. El punto máximo: la hija de Charlotte, Elisabeth, es a su vez su madre. Elizabeth, hija y madre de Charlotte: la consecuencia es causa de su causa.
Me pregunto si no es eso mismo lo que hace imposible que se sostenga la dicotomía de buenos y malos. Si todo está conectado, si todo es causa y consecuencia, ¿cómo puede haber bien y mal?
Cada vez que alguno de los personajes dice algo como “hay dos bandos” o “está la luz y está la sombra” o “esto es una guerra”, me suena forzado, como si la misma premisa de la serie no soportara la dicotomía. En un universo en que morir no es más que volver a pasar por un lugar conocido, ¿cómo puede sostenerse la dicotomía?
Mientras veía la primera temporada, escribí este párrafo:
A partir de un momento en que entiendo lo del eterno retorno, la muerte deja de verse como una amenaza. Como no se termina de entender qué es lo que está pasando, qué es lo que hay que defender o resolver, no quedamos atrapadxs en la modalidad estética de la supervivencia: si mueren no importa porque en algún lado siguen vivos. Los buenos pasan a ser malos y visceversa. No se termina de definir, los bandos están cruzados. El elegido deviene líder del mal. Luz y oscuridad suena a frase imposible.
Me pregunto si algo de lo anterior tendrá que ver con que la experiencia de ver la serie no me resulte tan emocional.
Esto es curioso: las de ciencia ficción suelen emocionarme más. Pienso en Interstellar. Aquí, en Dark, la narración que se arma es tan retorcida que mi mente queda demasiado excitada por las ideas.
Las 3 emociones básicas del cine:
1. El miedo. Pocos momentos de miedo, en general en escenas de caminata por el bosque. ¿Por qué siento menos miedo que en cualquier otra película o serie? Una idea: hay poca identificación; y hay poca identificación, en gran medida, porque hay poco protagonismo. Aprender los nombres me toma casi una temporada: quién es quién, y quién es más importante que quién. La identificación también es complicada por la ambivalencia del sistema buenos-malos y la dificultad para afirmar qué es una buena noticia y qué no. (Aquí una gran diferencia con la serie Stranger things, apoyada por completo en la dicotomía del bien y del mal, el mundo luminoso y el mundo de la sombra: lo que en Stranger es lado A y lado B marcadamente separados, en Dark es cinta de moebius: un lado deviene otro, que a su vez deviene el otro.)
3. El llanto. Un solo llanto en un abrazo de reencuentro (no recuerdo cuál).
2. La risa. Poca risa: hay MUY poco humor, casi nadie sonríe, todo es muy serio —importante. Hasta diría: solemne.
La ceremonia de la repetición es solemne. Todo debe ocurrir igual, dicen muchas veces. La coreografía no puede fallar. Cada pieza en su lugar. Una danza inevitable —trágica. Giros de melodrama. ¿Cuándo sucede algo así en la vida real? Personaje de espaldas escucha entrada de otro personaje, pero no gira. Se toma tiempo, habla de espaldas, después gira —generalmente espera a que llegue un momento de la frase que debe ser subrayado con el gesto de girar. Narrar es subrayar. Precisión de cine. Avances hacia el primer plano, las coreografías de un melodrama vuelto sobre sí mismo.
—Soy tu padre, Luke.
La guerra galáctica de fondo, Edipo de fondo.
Reduplicado de la apuesta melodramática:
—Soy tu hija y tu madre, Charlotte.
El melodrama de la revelación se retuerce sobre sí mismo, duplica la apuesta, Claudia mata al padre, Katarina es asesinada por su madre, etc.
Sobre todo, etc. Un etc. que gira y convierte a cada gesto en una pieza inevitable de un rompecabezas temporal paradójico: cada acontecimiento debe tener lugar como si fuera lo más importante del mundo, y, a la vez, no tiene ninguna importancia.
Hasta que se nos revela que hay dos opciones, dos planes, un Adam que quiere desatar el nudo y una Eva que quiere perpetuarlo. Aquí, la dicotomía que sostiene al melodrama, la del bien y el mal, es desplazada a la pregunta: ¿desatar el nudo o seguir repitiendo?
Desatar el nudo es morir. Dicen. Los personajes (muchos de ellos, como Jonas) existen gracias al nudo, gracias al bucle, causa y consecuencia, alfa y omega. Desatar el nudo sería sacrificar a los personajes que son sus hijos. Somos hijos del Nudo.
Sic mundus creatus est. Así fue creado el mundo, repiten. ¿El mundo es un nudo? La partícula de dios que flota en el futuro, ¿no parece una madeja?
Pregunta simplificadora: ¿todo es producto de la incapacidad humana de aceptar la muerte (la transformación, el destejido)?
Los ancianos (Adam, Eva, Claudia) ya saben lo que hay que hacer. O: creen saber. Si Adam quiere desatar el nudo y Eva quiere sostenerlo, ¿qué es lo que quiere Claudia?
Todo podría leerse como una gran metáfora. La pregunta es: ¿una metáfora de qué? ¿De la mente humana? ¿La historia humana? ¿Somos una metáfora de nosotros mismos? ¿Somos la vida en modo laberinto?
Me asusta que en el último episodio vayan a resolver demasiado, que tomen partido. Ojalá sostengan algo de la ambivalencia compleja del desatar o no. Ojalá no resuelvan la paradoja. Ojalá no tomen partido por desatar o sostener.
Si me repito, vivo.
Condenado a la repetición, soy.
Si interrumpo el loop, muero.
Si me libero, dejo de ser yo.
¿Quiero dejar de ser yo?
¿Estoy preparado para destejerme?
La identidad,
la individual y la colectiva,
como una madeja de dios.
Notas tomadas después de ver el episodio final
Me cuesta llegar a entender por qué Martha es hija del nudo. ¿Ulrich es hijo del nudo? Me perdí. ¡Necesito entender! (Seguro haya diez mil videos en youtube explicándolo todo; tal vez esta vuelta me entregue a los “final explicado”).[1]
Quiero entender bien el cuento, las ideas. Intentando revertir lo irreversible (la muerte de su familia), Tannhaus abre el pasaje. Ahí, ¿qué pasa? ¿Qué es lo que pasa por el pasaje? Porque el pasaje en sí no arma nudo. El nudo se empieza a tejer cuando un primer elemento pasa por el pasaje. Hilo que enreda. ¿Mikkel? No, otros desaparecieron antes. ¿Quién pasa primero? ¿Hay un primero?
El trío asesino de la temporada 3 termina siendo el hijo triplicado de Martha, también triplicada. Sí, pero no entiendo por qué dicen que ese bebé es el origen del nudo. ¡Necesito entender! Supongo que la serie está construida para generar esa necesidad, como un complicado policial. También son comerciales las razones por las que nos enroscamos.
Sobre el final: ¿qué hubiera pasado si Hannah no llegaba a decir el nombre de Jonas? ¿Habrán los guionistas considerado esa posibilidad? Ella piensa, una sonrisa, cómplice de sus propias ideas, corte a negro. No llega a decir lo que ya esperamos que diga. Por el entrenamiento audiovisual que tenemos, probablemente estemos esperando que ella lo diga: queremos el final abierto; paradójicamente, el final abierto aquí nos tranquiliza. Un modo conocido de abrir. Cerrar con un guiño. Tal vez los humanos, arrogantes, no lo entendieron todo. Tal vez nos encariñamos demasiado con los bellos Jonas y Martha como para aceptar su inexistencia.
El epílogo trae una sorpresa esperada. Era esperable que no cerrarían sin abrir, como si lo estuviéramos esperando; y sí, nos dan lo que queremos. La satisfacción como una idea de apertura.
A la vez, esa idea de apertura es necesaria para, a último momento, cuestionar la misma decisión de la serie de tomar partido por la necesidad de desatar el nudo. El nudo como algo malo. Si no la narración, al menos sus personajes (Claudia, Adam, y finalmente también Eva) se definen por la necesidad de desatar.
Si bien desarman el esquema de buenos y malos, no pueden evitar tomar partido por uno de los dos resultados posibles. ¿Sostener o desatar el nudo? Desatar. Deciden que desatar está bien y sostener está mal. Si todo sale bien…, le dice Claudia a Adam cuando le explica que existe un mundo tres, y, por primera vez, sucede algo que no es una repetición. Al menos, según lo entienden los personajes.
¿Será así? ¿Será que por primera vez están dando un paso real hacia otra cosa?
Si es así, si ellos entienden todo, la lógica vuelve a caer en el binarismo que el tercer mundo venía a intentar disolver: la misión puede o bien resultar o bien fracasar. Si no es así, si aunque crean que sí, los personajes en el fondo no alcanzan a entenderlo todo, entonces el resultado de la misión, sea cual sea, no será más que otro paso de la ceremonia repetida. Ceremonia que se revela más compleja en tanto incluye todos los pasos de la danza que pretendían salirse de la pista. Si hay un tercer mundo, ¿no puede haber un cuarto?
Eso podría sugerir el sueño de Hannah, el impermeable amarillo, la idea de llamar a su hijo Jonas. Más que cuestionar la manera inmadura y arrogante en que Tannhaus enfrenta el dolor de su pérdida, los héroes buscan cancelar el evento mismo de la pérdida, como si uno pudiera pasarse la vida controlando acontecimientos. Cuando el hijo de Tannhaus vuelve al taller de los relojes con su compañera y la bebé Charlotte, pensé que iban a tener un accidente en la casa, como si sospechara lo que la serie haría a último momento —sugerir que no podemos controlar el destino.
Porque… El bucle necesario para desatar el nudo (Jonas y Martha evitando el accidente de la familia de Tannhaus), ¿no tendría que a su vez generar otro enredo? ¿Hay un afuera del mundo? ¿Hay un mundo real sin ilusiones? ¿Hay un origen último de los enredos de la mente humana?
Si pudieras pedir un deseo, ¿qué pedirías? Que no exista Winden, repite Katarina en la última es-cena. En alemán, uno de los significados de Winden como verbo es: enrollar, enroscar.[2] ¿Podemos no enroscarnos? ¿Podemos no enredarnos en nuestras propias historias? ¿Es nuestra misión como humanos desatar nudos?
El Jonas adulto, por intentar resolver, complica. Profecía autocumplida de pitonisa versión 1999: el jarrón de Neo. ¿La historia humana? Por intentar solucionar problemas, los creamos. ¿La historia humana? Adam soñaba con la aniquilación total, la liberación del nudo neurótico de la especie como una completa oscuridad. Hannah, retomando (o anticipando) ese anhelo, sueña esa misma nada. ¿Será que es nuestro destino soñar la nada? ¿Será que la nada es posible? ¿Será que el verdadero nudo es el intento de desanudarnos?
Si la identidad es un nudo, ¿lo que nos toca es desatarla? ¿No es la dicotomía nudo/no-nudo igual de tramposa que la dicotomía máscara/honestidad o ficción/realidad? ¿Será que algo de este más allá de la dicotomía es lo que se sugiere en el epílogo? El impermeable amarillo, el corte de luz, el nombre de Jonas, salvador o demonio.
Si los personajes parecen caer en la ingenua dicotomía Matrix de mundo ilusorio vs mundo real, ¿será que el guiño esperado del final nos sugiere (o confirma) que hay más que lo que podemos llegar a entender y controlar?
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Muchas gracias!
¿Ya conoces el libro El espectador inquieto?
¿Y el podcast?
[1] Más tarde, lo hago. Encuentro los árboles familiares de Winden. Ahora creo entender.
[2] Esto lo escuché en este video: